El cambio del modelo argentino: del neoliberalismo de Mauricio Macri al peronismo renovado de Alberto Fernández. La historia de cómo es posible un programa macroeconómico alternativo.

En la segunda mitad de la década anterior, Argentina aplicó un programa macroeconómico neoliberal, con resultados desastrosos. Desde que Chile puso en práctica un modelo neoliberal, durante la dictadura de Pinochet (en las décadas del 70 y del 80), no se había visto nada tan extremista como lo que apareció con el experimento argentino. La economía sufrió una contracción severa y se redujo el nivel de vida de la mayor parte de la población. Además, en el plano macro financiero, el déficit fiscal creció significativamente, a la vez que la deuda pública externa llegó a niveles muy altos. Esto se combinó con un gran déficit de la Balanza de Pagos, lo que presionó hacia devaluaciones sucesivas, generando una inflación descontrolada.

El actual gobierno, de orientación peronista, con un enfoque renovado, ha logrado un refinanciamiento de la deuda externa exitoso. Se renegoció la deuda con los acreedores privados y con el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que aporta un espacio económico fundamental para iniciar la reactivación productiva, en un contexto de políticas distributivas que buscan restablecer el poder adquisitivo de la población. Las negociaciones fueron muy duras, pero demostraron que se puede lograr un refinanciamiento de la deuda sobre bases alternativas respecto a lo que han hecho muchos países latinoamericanos. Es decir, SI SE PUEDE tener un esquema de política pública que estabilice la macroeconomía sin golpear sistemáticamente el nivel de vida de la población; incluso, la política económica argentina, de los últimos años, está sentando las bases de un crecimiento inclusivo. Es falso lo que se dice en Latinoamérica de que para lograr estabilizar la dimensión macroeconómica el pueblo debe sufrir. Todo depende de la voluntad política de los gobiernos. Para eso es necesario agrupar y movilizar diferentes fuerzas políticas y sociales que puedan acceder a la administración gubernamental, para aplicar un esquema alternativo de política macroeconómica que proteja a la población.

Es claro que la situación actual todavía no muestra los resultados a los que se puede llegar. Las primeras fases del programa macroeconómico alternativo debieron concentrarse en el refinanciamiento de la deuda. Eso se logró exitosamente. Era una condición necesaria del proceso: sin refinanciamiento no se podía avanzar hacia las fases siguientes. Todavía la población siente los efectos de la pobreza que se heredó del gobierno de Macri. Además, la pandemia generó un doloroso retraso en lo que se tenía planeado. Apenas se han podido aplicar algunas acciones para recuperar algo del nivel de vida perdido. Al respecto, debe mencionarse la aplicación de subsidios para la población pobre y la reactivación productiva que permite recuperar los niveles de actividad y de empleo previos a la pandemia. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer para volver a una situación como la que se tenía antes de la llegada del desastre neoliberal.

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